Nuestro órgano más extenso es la piel,
aquel espacio táctil que nos conecta con el exterior
pero a la vez nos limita del contacto con éste.
Podemos tocar y ser tocados,
percibir el contacto de otra piel contra la nuestra,
pero este enorme órgano nos mantiene atrapados
dentro de él,
nos delimita como enorme frontera
impidiendo de alguna manera la disolución entre
nuestra alma y el mundo exterior.
aquel espacio táctil que nos conecta con el exterior
pero a la vez nos limita del contacto con éste.
Podemos tocar y ser tocados,
percibir el contacto de otra piel contra la nuestra,
pero este enorme órgano nos mantiene atrapados
dentro de él,
nos delimita como enorme frontera
impidiendo de alguna manera la disolución entre
nuestra alma y el mundo exterior.
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